6 de junio de 2012

Enfermedad que Provoca 300 Orgasmos...

Probablemente recordáis a la mujer de los 300 orgasmos, que había encontrado a su hombre ideal después de una intensa búsqueda. Sufre el Síndrome de Excitación Sexual Persistente (en inglés, PSAS) que le obligaba a tener diez relaciones sexuales al día.



Pues bien, decidí investigar un poquito el asunto, para ver qué era exactamente eso del PSAS. Y creo que ya os puedo explicar de forma más concreta en qué consiste.

El síndrome, que al parecer afecta sólo a mujeres, fue identificado en 2001, quizás por eso es algo tan misterioso aún. Para empezar, lejos de ser algo encantador que todos desearían tener, resulta todo un problema, porque el orgasmo te asalta en cualquier momento, en cualquier lugar.

Lejos de la alegría que mostraba Michelle, la protagonista de los 300 orgasmos, muchas mujeres se muestran molestas con esta enfermedad. De hecho, algunas de las pacientes que lo sufren definieron el PSAS como “sensaciones sexuales no deseadas” o “una tortura”, en una entrevista concedida a la prensa americana.

Uno de los pocos médicos que estudia el problema es el Dr. Irwin Goldstein, de San Diego (EE UU). Goldstein explica que es algo “espontáneo, intrusivo y no deseado” que consiste en un orgasmo sin necesidad de que haya interés sexual o deseo por parte de quien lo goza (o sufre).

“Siempre hay hombres que dicen: ‘Oh, me gustaría que mi mujer fuera así’, pero yo siempre les digo que ‘no, le aseguro que usted no quiere eso”, asegura Goldstein.

Aún no se sabe cuál es el origen, pero parece claro que no es por una furia de hormonas, ni mucho menos. Es muy difícil avanzar en esta enfermedad, porque la mayoría de las mujeres que la sufren no se someten a ningún tratamiento y ni tan siquiera acuden al médico por vergüenza.

Posibles causas

→ Una irregularidad en los nervios sensoriales.
→ Un efecto secundario después de ingerir determinados medicamentos.
→ Una malformación de las arterias pélvicas.

PD: Cuentan quienes lo sufren que es tan molesto que te impide dormir, que pierdes el control del cuerpo y que muchas veces no puedes evitar las lágrimas después de verte obligado a masturbarte prácticamente a todas horas. Efectivamente, casi mejor no padecerlo.


 ...los extremos nunca fueron buenos...





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